Relatos ›› Tierra Viva 2012, la Victoria del empeño

Esta carrera no cansa, transforma

Por Gustavo Iturrioz / Equipo Onrush (9)

Pudimos intentar la crónica con detalles, enumerar las vivencias, el cuento lineal de las vicisitudes, lo que sale de manera simple, los caminos que siempre diseña la razón para intentar una explicación aceptable, coherente. Al fin y al cabo es una carrera, ocurre que el recorrido, el tiempo para cumplirlo y el entorno elegido componen un teorema de planteo complicado y resolución extrema. Entonces los portadores de la fórmula que promete la meta, adquieren categoría de elegidos y los simples participantes se visten de cruzados templarios tozudos caballeros de mochila y bastón dispuestos a desafiar la insoportable exhibición de la naturaleza.

La pregunta

La gesta casi que lo exige, como humanos debemos tener una definición, una síntesis que nos permita calmar la ansiedad; ¿Qué es Tierra Viva? A vuelo de pájaro conocemos su territorio de disputa; Argentina es decir todos los climas y todos los obstáculos. Otra, un desafío áspero contrapuesto al entrenamiento interminable, una pulseada petulante entre la mente y el desasosiego. Es también una empresa riesgosa para el capital de cuatro aventureros. Finalmente asoma una definición escasamente revelada o explorada, la carrera es una ventanilla apta para tramitar la amistad definitiva de quienes integran el colectivo equipo.

El transcurso

El viaje admite indumentaria exigua, alimento mínimo y los vehículos de compañía dependen de la sangre propia. El ímpetu se consume en el principio y el aliento se reparte entre alaridos y sentencias que el aire se traga en un santiamén. Todo cuesta, todo pesa, todo transpira y apostamos nuestro éxito exclusivamente al devenir de una aguja imantada.
El ojo trabaja a destajo saturado ante la exuberancia natural, la celebración de los colores termina definiendo un escenario dónde los hombres quedan reducidos a mínimos espectadores. La carrera, el rumbo y el objetivo resultan apenas utensilios para convidarse el magnífico banquete de la tierra que en ese lugar parece vivir en opulencia.
El corazón late en otra frecuencia, abandonando por mandato de la diosa competencia, su urbano ritmo sincopado se transforma en un bulto tembloroso pivoteando entre los vértices del pecho, atendiendo al mismo tiempo la desesperada demanda de los músculos y la explosión de adrenalina que empapa hasta las palabras.

Las sensaciones

Tierra Viva es el altar de la aventura donde se inmola el esfuerzo, donde se sacrifica lo imposible quemándose en el fuego de la tenacidad, el que llega pervive, el final redime y consolida el espíritu. No hay Dios, hay consecuencia y las lágrimas son la certeza de una consagración que sólo puede medir el alma cuando la quietud del día después la reúne con el cuerpo maltrecho.
El oficio de corredor, aventurero o de audaz provocador del empeño encuentra su templo, su academia para graduarse con sangre sudor y sagacidad. No es posible salir indemne de este laberinto irregular, Tierra Viva marca, establece su huella profunda como una pócima de administración lenta que modifica paradigmas a través de los sentidos, que hace nido en el archivo del sentimiento para germinar en moléculas de supervivencia.
El mensaje
Estuvimos ahí, nuestras pisadas fueron cómplices, nuestro destino fue uno por mandato de una sencilla conjura, el pacto soportó el reto y el lejano argumento del último día fue el combustible que azuzó la marcha. Para nosotros existe la evidencia tangible de la tierra viva, tenemos el documento guardado en cada uno de nuestros ADN que atestigua esa cuestión. Somos otros, distintos, con la metamorfosis de un suceso a cuestas, somos portadores de un mensaje revelado a pocos: efectivamente la lava de esta historia todavía tibia encima de la piel nos indica que Tierra Viva existe y es posible descifrar su clave.

La respuesta

El cuerpo es documento suficiente, pero sus heridas acusan vencimiento, el alma empuja las sobras del cansancio pero nunca deja de ver los límites, el dolor pasa. Ahora el ánimo proviene de un yacimiento inagotable, la experiencia tiene un nuevo software y el orgullo tiene la extensión de lo eterno.

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